(Bruselas, 4 enero, 2021).- Bélgica evaluará esta semana la evolución de la pandemia en el país, dónde los contagios y fallecimientos siguieron reduciéndose durante el periodo navideño, pero descarta de momento relajar las restricciones que mantiene en vigor desde hace casi tres meses.
El ministro de Sanidad, Frank Vandenbroucke, celebró este lunes que los indicadores van en la «buena dirección», pero advirtió de que «no se suavizarán» las medidas tras el comité de concentración que celebrarán las autoridades del país el viernes 8 de enero para analizar la situación.
Entre el 25 y el 31 de diciembre se detectaron en Bélgica de media 1.589 nuevos casos de covid al día, un 27 % menos que en la semana anterior, mientras que los fallecimientos bajaron un 21 %, hasta los 68 diarios, según los datos publicados este lunes por el Instituto de salud pública belga, Sciensano.
Las hospitalizaciones también se redujeron un 9 %, hasta los 145 pacientes de media al día entre el 28 de diciembre y el 3 de enero.
En las últimas dos semanas, Bélgica ha registrado 230 nuevos contagios por cada 100.000 habitantes, una incidencia acumulada un 22 % menor que en el periodo previo e inferior a la de países vecinos como Francia, Alemania o Países Bajos.
Aunque considera que se trata de un «resultado excelente», para el ministro de Sanidad el número de contagios siguen siendo demasiado altos como para relajar ya las restricciones, según explicó en una entrevista con la cadena de radio Bel RTL.
El primer ministro belga, Alexander de Croo, advirtió ayer de que para plantearse suavizar las medidas antes de marzo la media diaria de nuevos casos debería bajar de los 800 y subrayó que el objetivo de las estrictas restricciones es evitar una «tercera ola», que sería incluso peor que la segunda y que el país «no puede gestionar».
Bélgica aplica desde mediados de octubre un toque de queda nocturno, restringe al mínimo los contactos sociales, mantiene cerrada la hostelería y el teletrabajo es obligatorio.
No obstante, desde el pasado 1 de diciembre, se permitió que volvieran a abrir la mayoría de comercios no esenciales y los museos, pero no aquellos en los que hay un contacto cercano como peluquerías o salones de tatuajes.
El país comenzará hoy la auténtica campaña de vacunación tras iniciar el 27 de diciembre, como otros países de la Unión Europea (UE), una «fase de test» con entre 300 y 400 personas.
El primer grupo inmunizado serán los mayores en residencias de ancianos y la tasa de aceptación de la vacuna entre estos -algo que preocupaba inicialmente a las autoridades- ha sido del 87 % en la región meridional de Valonia y del 92 % en la de Bruselas, con lo que 15.000 personas de la parte francófona del país recibirán la dosis.
Como en otros Estados europeos, se temen retrasos en la vacunación con respecto a países como Estados Unidos o el Reino Unido debido a la escasez de la vacuna de Pfizer/BioNTech, la única autorizada de momento en la UE, por los cuellos de botella que se están dando en la producción mundial de la misma.
A pesar de que esta se fabrica en Bélgica, el país no tendrá preferencia para recibirla frente a otros socios europeos puesto que es la Comisión Europea la que se encargará de comprar 300 millones de dosis y distribuirlas proporcionalmente entre los 27.
Una estrategia muy criticada en la vecina Alemania pero que el ministro de Sanidad belga ha considerado «prudente».
EFE