(Bangkok, 20 mayo, 2021).- El «Gobierno democrático» de Birmania, creado por parlamentarios depuestos y activistas contrarios al golpe de Estado militar del pasado 1 de febrero, anunció este jueves la formación de una comisión encargada de redactar una nueva Constitución federal.
Esta nueva Carta Magna tiene por objetivo sustituir a la vigente, sancionada en 2008 y que concede amplios poderes políticos al Ejército, reservando a los uniformados el 25 % del Parlamento y los ministerios de Defensa, Fronteras e Interior, además de una vicepresidencia.
El llamado Gobierno de Unidad Nacional se formó el pasado 26 de marzo por políticos prodemocráticos, activistas y representantes de las minorías étnicas opuestos a la junta militar liderada por el general golpista, Aung Min Hlaing.
Desde entonces, este Ejecutivo, que trabaja en la clandestinidad, ha anunciado la formación de una milicia civil para proteger a los manifestantes y otras víctimas de los militares, al tiempo que se ha embarcado en una carrera diplomática en busca de reconocimiento internacional como representante legítimo de los birmanos.
Con la nueva Constitución esperan cumplir uno de sus objetivos más importantes, la creación de un Estado federal que dé autonomía a las minorías étnicas y que ayude a acabar con siete décadas de conflicto armado entre el Ejército y las guerrillas étnicas.
Una mayor autonomía es la reivindicación principal de casi todas las minorías étnicas, incluidos chin, kachin, karen, kokang, kayah, mon, rakáin, shan y wa, que juntas representan más del 30 % de los 54 millones de habitantes del país.
A pesar de la brutal represión de las fuerzas de seguridad, los birmanos continúan manifestando a diario su rechazo contra la sublevación militar y en apoyo a la líder derrocada Aung San Suu Kyi y del Gobierno de Unidad Nacional.
Algunos manifestantes han optado por la resistencia violenta, llegando a matar con armas de caza a miembros del Ejército y han formado milicias o se han unido a grupos étnicos armados.
Desde el levantamiento militar, también se han incrementado las ofensivas entre el Ejército birmano y algunas guerrillas, como los rebeldes Ejército de Liberación Nacional Karen, en el este del país, y el Ejército para la Independencia Kachin, en la región norte.
Al menos 807 personas han perdido la vida tras el golpe a raíz de la brutal represión ejercida por las fuerzas de seguridad contra las manifestaciones pacíficas en oposición al mando castrense, según cifras de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos, que también contabiliza 5.270 detenidos.
El Ejército justifica el golpe de Estado por un supuesto fraude electoral en los comicios de noviembre, en los que arrasó el partido de Suu Kyi, como ya hiciera en 2015, y que cuentan con el aval de los observadores internacionales. EFE