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Eurovisión, la noche favorita de los jóvenes de la Generación Z

(Redacción Cultura, 21 mayo, 2021).- El Festival de Eurovisión en España tiene colgado el sambenito de espectáculo «anticuado» tras varias representaciones polémicas y una retahíla de malos resultados en el longevo certamen europeo; sin embargo, en los últimos años se ha convertido en el evento favorito de los jóvenes de nuestro país.

¿Cuáles son las claves de su éxito entre los millennials y la Generación Z? Cuatro jóvenes redactores de Efe unidos por la pasión por el festival responde, desde puntos diversos de Europa, a esa cuestión: un cóctel de ilusión, nervios y muchas ganas de disfrutar la noche eurovisiva desde el salón de casa, con la gente querida unida en defensa de la diversión, la diversidad y la justa competición.

La música es una de las cosas más generosas que existe y el certamen es una experiencia que merece ser compartida en familia o con amigos, como una suerte de ritual social que se extiende más allá de la noche de la gran final.

Chequear el baile de cifras de las apuestas, adivinar la canción que dará la sorpresa, disfrutar en las «prefiestas», el silencio sepulcral durante la actuación de España o gritar al unísono: «Europe, stop voting now!».

EL RENACIMIENTO DIGITAL

Eurovisión es un fiel reflejo de la sociedad europea y durante sus 65 años de historia ha evolucionado con ella, viendo crecer a diferentes generaciones frente a la pantalla.

Atrás quedaron los días en blanco y negro, la orquesta en directo y las débiles conexiones de teléfono, ahora sustituidos por coros pregrabados, puestas en escena hiperbólicas y un alarde de la tecnología más puntera.

La llegada de internet supuso un punto de inflexión para Eurovisión y sus seguidores más acérrimos, que encontraron en las redes un lugar de conversación con otras «rara avis» que entendían su pasión, seguían con ahínco los «tops» en YouTube e incluso sintonizaban las preselecciones de otros países.

Muchos «millennials» españoles llegaron al certamen europeo arrastrados por el éxito de la primera edición de «Operación Triunfo» y el «Europe´s living a celebration» de Rosa López en 2002; y, a pesar de muchos ‘blodimeris’ y ‘chiki chikis’ fallidos, siguieron enarbolando la etiqueta de «eurofans».

Otros, en cambio, llegaron atraídos por los memes. Durante la noche de Eurovisión, los espectadores españoles tienen un ojo en la televisión y otro en Twitter. La extravagancia del formato es una fuente de contenido para sus rápidas mentes, que maquinan tuits ingeniosos y los viralizan en segundos.

EL FESTIVAL DE LOS LGTBIQ+

En un medio dominado por la «cisheteronormalidad», el Festival de la Canción de Eurovisión abrió una ventana a la diversidad y tanto el triunfo de «Diva» de Dana International en 1998, como el «Rise like a Phoenix» de Conchita Wurst en 2014, fueron para muchas personas pequeños hitos para la visibilidad LGTBIQ.

El cariz reivindicativo de sus candidaturas inspiró a cientos de artistas que cada año se han subido al escenario del festival rodeados de banderas arcoíris en un evento que algunos han renombrado como «la Champions League del mariconeo y del mamarracheo».

Porque no todas las personas LGTBIQ gozan de la misma libertad o igualdad dependiendo del país o incluso región en la que vivan. Entonces, el festival traspasa lo puramente estético y musical y se convierte en una oportunidad de acercarse a un universo que para algunos desde el salón de su casa es apenas una aspiración.

Y es probablemente el dar voz a esas realidades una de las grandes razones ha llevado a Eurovisión a calar entre las generaciones más jóvenes y el propio colectivo, haciendo de la diversidad su seña de identidad.

LA UNIÓN DE UN PAÍS Y UN CONTINENTE

Además, Eurovisión trata de un sentimiento europeo que va más allá de las ideologías y las fronteras. Los países dejan las guerras y las disputas a un lado para compartir el mismo escenario y toda la ciudadanía se une en torno a su candidato nacional… y a menudo al de otros.

Es una fiesta musical en la que se intercambian lenguas, estilos musicales y formas de vida del resto de Europa, de Israel, de Azerbaiyán, a veces Turquía y últimamente hasta Australia.

En España es además vivir con tensión las votaciones y celebrar cada punto que se recibe para salir de la parte baja de la tabla; quejarse porque el resto de países solo se acuerda de nosotros a la hora de veranear o porque nuestros vecinos Francia y Portugal no nos dan los ansiados «12 points».

Eurovisión es el único evento que permite unir a toda Europa durante una noche en un espectáculo musical que pone en valor la diversidad, la inclusión y el respeto. Y ese mensaje ha calado en las nuevas generaciones, que han sabido ver más allá de los clichés. EFE

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