(Caracas, 14 de julio de 2021).- Clemencia Abad, industrióloga de la UCAB y doctora en Ciencias Sociales de la USB, comentó que el «rotundo éxito» del experimento en Islandia con la semana laboral se debe a que los trabajadores se les pagó lo mismo por trabajar menos horas. Y la productividad se mantuvo o mejoró en la mayor parte de los lugares de trabajo.
Acotó que entre otras políticas, Indonesia instituyó una ley para la prohibición de las brechas salariales de género entre hombres y mujeres que ocupan el mismo cargo. Contexto que, según dijo, en Latinoamérica no se tiene.
Adicionalmente los niveles de desempleo total en esta nación ha superado en 5 por ciento.
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Indicó que el reto que enfrenta una nación entera son los términos de la organización de un tipo de trabajo de otros, sin embargo hay algunos acuerdos que pueden ser generalizables como la jornada de cuarenta horas con un máximo de ocho horas de trabajo diario a nivel mundial.
“La reducción de horas de trabajo no es algo completamente revolucionario como proceso quizás solo en la cantidad de horas”; agregó.
