(Caracas, 03 de marzo del 2022. Víctor Cuotto).- En el 2019, Parásitos, del coreano Bong Joon-ho, ganó el Oscar a mejor película, episodio cumbre para un director que ya tenía tiempo fascinando a occidente con peliculazas como Snowpiercer y El Huésped. Ese triunfo, sin embargo, no es un fenómeno aislado. El año pasado quedamos locos con El Juego del Calamar y ya habíamos tripeado con los zombis coreanos de Train To Busan y Kingdom; este año, la cinta japonesa Drive My Car ganó el Oscar como mejor película extranjera, y eso es por mencionar algunas de las cosas de más alto perfil de esa campaña que, desde Asia, se apodera del mundo.
Vamos, que esto tiene décadas construyéndose. El que ame el cine de acción y no deliró con lo que salió de Hong Kong a finales de los años 80’, pues sencillamente tiene mucha tarea qué hacer, y poco se peude decir ahora del fenómeno del anime que no se haya dicho, especialmente en un país donde Mazinger Z y Candy Candy pegaron duro, y donde Televén la sacó de jonrón con ese combo inicial de Sailor Moon-Caballeros del Zodíaco-Dragon Ball-Samurai X.
Todos esos antecedentes palidecen con la realidad actual, donde todo el mundo puede accesar a lo que sea con sólo un click. Antes, uno se enteraba de las cosas por el boca-en-boca, o si acaso si lo veías reseñado en una revista; ahora, entre las redes sociales y la imparable globalización, todos nos enteramos de todo lo bueno que se está haciendo, y lo podemos ver casi que a placer, sea en el idioma que sea.
Pero el tema con Asia es particular justamente por el elevado nivel de sus producciones. Los famosos doramas, que habían sido predio exclusivo de un fandom limitado, ahora están al alcance de cualquiera y el que consiga algo interesante en Netflix sólo tiene que investigar un poquito más para encontrar a una industria mastodónica donde, solamente en Japón hay productoras dedicadas solo a series históricas, o románticas, o juveniles, o sentai (al mejor estilo de los Power Rangers), y esto es lo que producen todo el año.
Pero también nos encontramos en las diferencias, y la curiosidad y el fácil acceso no son exclusivos de nosotros en occidente. Tal como nos fascinamos con lo que viene de allá, en Corea tienen su versión oficial de Betty La Fea, por ejemplo. En Indonesia tienen su versión oficial, con la misma cancioncita y todo, de Somos Tú Y Yo—todavía no sabemos si al Victor Drija indonesio también lo confunden con Brad Pitt. Vivimos en un contexto donde cualquiera, en cualquier parte del mundo, puede disfrutar de una serie de televisión, disco, cómic, o libro con muy poco esfuerzo el mismo día en que el producto sale al mercado, independientemente del país de la producción original, y ese intercambio cultural se va filtrando a otros aspectos de la vida diaria en los que uno no se da cuenta hasta que estás preparando un poke en tu casa con todos los ingredientes que el poke debe llevar, o alguien hace un burrito en Sri Lanka que pareciera hecho en Ciudad de México.
Acá somos fans del conocimiento y de las buenas historias, así que hay muy poco de qué quejarse, y mucho de qué disfrutar, con este tsunami de oriente.
Gueek News
Tinder no está muy contenta por la famita que Simon Leviev, el infame farsante, le ha creado tras el boom del famoso documental “El Estafador de Tinder”. Por si no lo sabes, Leviev embaucó a varias mujeres durante años con una trama que de verdad merece que veas en el video. En un esfuerzo para evitar otros Leviev, Tinder anunció su alianza con Garbo, una compañía dedicada a revisar los antecedentes penales de la gente, que uno dice que es algo que debió existir desde el principio, pero nadie nace aprendido. Todos los corazones solitarios merecen un entorno seguro para encontrarse, sin estafadores que vengan en plan de Maria la de Whatsapp.
Ese terremoto que fue The Batman sigue dando réplicas muy favorables, especialmente para Colin Farrell, que se lanzó un papelazo como Oswald Cobblepot, alias “El Pingüino”. La secuela de la película se va a tardar en llegar, pero lo que sí tendremos más pronto es una serie de HBO Max, centrada en el personaje de Farrell y con él repitiendo el papel. Ya la han descrito como una serie de crimen al estilo de Scarface, mostrando cómo el Pingüino se apodera del bajo mundo en Ciudad Gótica. Ahí estaremos, porque la actuación del irlandés es destacable entre un elenco brillante.
La piratería es legal en Rusia. De pana. Así mismo lo dijo el gobierno de la Federación Rusa este pasado 7 de Marzo, añadiendo que nadie en el país debe pagar por derechos de propiedad intelectual de países “no amistosos”, categoría que, aparte de los Estados Unidos, incluye a 27 países de la Unión Europea. El primer ministro Mikhail Mishustin ya firmó el decreto como respuesta a la pesada listas de sanciones que el país está sufriendo, abriendo el camino para que la nación, que ya tenía una fuertísima cultura de piratería, se vuelva la capital mundial de los quemaditos.
Recomendaciones
Neil Gaiman, que empezó como escritor de algunos de los mejores cómics de la historia, es hoy uno de los maestros de la literatura fantástica, y en este capítulo te invitamos a que veas por qué. Primero, Coraline, tanto el libro como la película, una tenebrosa historia que camina como cuento de hadas, se ve como una historia de terror y sabe a pura magia infantil. Sombría, pero súper accesible.
Buenos Presagios, que ya es una serie, es un libro escrito con otro maestro, Terry Pratchett, y que trata, con mucho sentido del humor, al Apocalipsis tal cual lo vemos en la Biblia. La serie tiene un elenco de lujo y ya fue renovada para su segunda temporada.
Por último, la ópera prima de Gaiman, The Sandman, la historia de una entidad que podemos entender como al dios del sueño y que, tras escapar de una prisión en la que paró por motivos que debes descubrir, se encuentra en nuestro mundo, para poner orden a su propia existencia. Este cómic de DC es considerado una de las obras maestras del medio y si te decantas por lo audiovisual, por ahí viene la serie, producción de Netflix.
