París, 30 may (EFE).- El Museo del Louvre rehusó hoy pronunciarse sobre el ataque contra la Gioconda de Leonardo Da Vinci por parte de un individuo disfrazado en silla de ruedas y con una peluca de mujer, que tiró este domingo una tarta contra el cuadro, y aclaró que la dirección evaluará el incidente durante el día.
Fuentes del Louvre contactadas por EFE indicaron que la dirección del museo no ha tomado ninguna decisión tras el ataque ni sobre las acciones legales que iniciar contra el atacante y aclararon que evaluarán el altercado durante el día.
«Estamos esperando una reacción de la dirección», precisaron fuentes del museo.
Según las primeras informaciones, el cuadro, protegido por un cristal antibalas, no ha sufrido daños.
En varios vídeos publicados por los visitantes en redes sociales, se ve a un individuo en silla de ruedas, con peluca y gorra, siendo conducido al exterior de la sala por el personal de seguridad mientras grita: «Pensad en la Tierra. Hay gente que está destrozando el Planeta. Es por ello que he hecho esto».
Aunque no hay imágenes del momento en que hombre lanza la tarta, las instantáneas de los usuarios permiten ver al personal del Louvre recogiendo los restos de la tarta y limpiando el cristal, que se quedó manchado durante un rato.
«Esto es una locura para mí pero un hombre vestido de anciana ha saltado de una silla de ruedas y ha intentado romper el cristal a prueba de balas de la Mona Lisa. Luego ha procedido a embadurnar el cristal con tarta y arroja rosas por todas partes, antes de ser abordado por la seguridad», escribió en Twitter el usuario @lukeXC2002.
El lienzo, de principios del siglo XVI, es uno de los principales reclamos del Louvre que recientemente hizo obras en la sala donde se expone para poner orden en las aglomeraciones que suelen darse ante la Mona Lisa.
Fue este cristal lo que permitió proteger la obra, que ha sido víctima de otros ataques, como cuando un hombre lanzó una taza contra ella, en 2009, o cuando en 1974 fue prestado a Japón y una mujer intentó destrozarlo con spray rojo.
El cristal se colocó precisamente para evitar las agresiones contra la obra, que en 1957 sufrió un ligero daño después de que un visitante boliviano le lanzara una piedra: «Tenía una piedra en el bolsillo y de pronto me vino a la cabeza la idea», dijo entonces el hombre en el diario Le Monde.EFE