(Ciudad Guayana. 12 de septiembre, 2022. Redacción: Paolis Candurí).- De acuerdo con Psicología y Mente, el síndrome del impostor es “un proceso psicológico por el cual la persona que lo desarrolla no reconoce el propio éxito en el ámbito profesional”. El término fue acuñado por Pauline Clance y Suzanne Imes, psicólogas, en 1978.
Quien padece el síndrome del impostor suelen pensar que no son merecedores de ninguno de los reconocimientos o triunfos a causa de su desempeño laboral.
La persona vive permanentemente con el sentimiento y la idea de que no vale para ello, de que es un fraude y que está engañando a todo su entorno. No tienen la capacidad de valorar sus propios méritos.
Esto suele suceder especialmente en el ámbito laboral y escolar y se ha evidenciado alrededor del mundo, mayoritariamente en jóvenes. Y Venezuela, específicamente Ciudad Guayana, no escapa de ello.
¿Cómo afecta el síndrome del impostor en el ámbito laboral?
Es un hecho que en el ambiente en el que más se evidencia el síndrome del impostor es en el trabajo, pero ¿de qué manera?
Ansiedad por un nivel elevado de autoexigencia
Las personas demasiado exigentes consigo mismas nunca se sienten satisfechas con el resultado de sus proyectos. Tanto así que pueden revisarlo y rehacerlos una y otra vez en un solo día, porque creen que nunca están lo más perfectos posible.
Los sentimientos que suelen sentir hacia sus trabajos son de frustración y pesimismo. Piensan que lo que hicieron no vale de nada y, por ende, rechazan los halagos que puedan hacer los demás en su ambiente laboral.
Esto, por supuesto, puede generar mucho estrés y ansiedad, lo que puede perjudicar el desempeño profesional del trabajador.
Baja autoestima
Quienes padecen del síndrome del impostor tienden a estar pendientes del trabajo de los demás, comparándose frecuentemente con sus compañeros y enfocándose en esos detalles que, por pequeños que sean, no hicieron bien y los demás sí. Esta constante comparación suele alimentar la creencia de que los demás merecen sus logros.
Atribución disfuncional
Las personas con síndrome del impostor suelen atribuir sus logros y a factores externos en lugar de pensar que se deben a consecuencia del trabajo propio, la habilidad y dedicación. La suerte, circunstancias del entorno o, incluso, a la acción de terceros son los principales pensamientos cuando obtienen algún mérito.
Esto afecta a la persona a nivel psicológico y emocional, haciendo que se sienta deprimida al pensar que lo bueno que le sucede se debe a factores de los que no tiene control, y que lo malo que le ocurre es únicamente por su culpa.
Rumiación psicológica
La rumiación psicológica es un fenómeno en el que no se puede dejar de dar vueltas a un mismo pensamiento o idea negativa, provocando ansiedad y angustia por tanto contenido negativo por no tener el control sobre el pensamiento.
Esto puede llegar a ocasionar una obsesión en la persona que lo padece y no puede abandonar esa idea constante. Los pensamientos rumiantes suelen estar relacionados con la idea de no valer para el puesto de trabajo. De no merecer los éxitos que han alcanzado o creer que los demás son mejores y que, además, constantemente los juzgan.
Falta de asertividad
Las personas suelen tener más ser más asertivas a medida que tengan una buena autoestima y tengan una imagen positiva de sí mismos. Pero, las personas con baja autoestima y que se perciben como personas no poco eficaces, suelen ser menos asertivos a la hora de dar su punto de vista o comunicar sus sentimientos adecuadamente.
Aislamiento social
Las personas que padecen del síndrome del impostor interpretan los halagos y las muestras de reconocimiento profesional de forma negativa, a modo de burlas o de mentiras. Esto puede causar que se aíslen de los demás, interpretan cualquier interacción con las personas de su entorno como una amenaza.
Aferramiento a la zona de confort
Normalmente, las personas que se sienten como impostoras en su vida evitan los retos y no suelen salir de su zona de confort. Este es uno de los indicativos más fiables para identificar si alguien es víctima de este síndrome.
La persona le teme al fracaso, algo que es inevitable cuando debe realizar tareas nuevas y no cree poseer ni el conocimiento ni la experiencia necesaria para poder hacerla de forma correcta.
Falta de motivación
La persona cree que el éxito que puede tener en su trabajo no es debido a ella, por lo que va perdiendo poco a poco las ganas y el interés por expandir sus conocimientos y habilidades.
Inseguridad
Todo lo mencionado anteriormente está íntimamente relacionado con la inseguridad, pues la persona no considera que el trabajo que hace no es de suficiente calidad. Además, la sensación de que las cosas saldrán mal debido a la inseguridad trae como resultado que, efectivamente, salga mal, dándose el fenómeno de la profecía autocumplida.