(Caracas, 19 de septiembre de 2023, José Luis Carrillo/MundoUR).- El miedo a perder el trabajo es una de las cosas más terribles que hay, y el afrontarlo con éxito dependerá de la capacidad de la persona para tolerar la dificultad, explicó la médico especialista en conducta humana Mercedes Schnell.

“Perder el trabajo significa no poder dar a tu familia lo que está esperando de ti, y después de cierta edad y ciertos placeres de la vida, llega un momento que tienes ataduras que son fundamentalmente económicas, sociales y tienes que cumplirlas”, explicó Schnell.

Detalló que si una persona tiene capacidad para mantenerse estable frente a la incertidumbre evitará el agobio que genera el miedo a perder el trabajo.

“Estás angustiado, pero no cometes tantos errores porque puedes estar estable emocionalmente”, aseveró.

Añadió que, cuando se tiene inestabilidad emocional, el sumar la inestabilidad laboral hace que la situación de la persona se torne en muy difícil.

La especialista afirmó que, al avanzar en edad, muchas personas comienzan a desarrollar el temor a perder el trabajo al observar que cada vez más frencuentemente, los jóvenes se están preparando mejor, lo que se nota especialmente en el uso de herramientas digitales.

En la medida en que sigues siendo más antiguo en una empresa te preguntas ‘¿qué pasa conmigo? Y aparecen celos, envidia y molestias en el ambiente laboral”, señaló.

Abundó diciendo que, a medida que una persona va pasando al segundo plano, comienza a perder interés por el trabajo y la situación empeora si se suma el miedo, la angustia de que lo puedan despedir.

“La persona encuentra dificultades para concentrarse y todo eso va creando un trastorno psicológico”, advirtió.

Paso a paso para enfrentar el miedo a perder el trabajo

Lo primero que la doctora Mercedes Schnell recomienda ante el miedo a perder el trabajo es que la persona se convenza de que puede conseguir un nuevo empleo.

“Hay que saber que puedes. Si conseguiste trabajo antes, ahora eres más hábil para conseguirlo, tienes más experiencia”, acotó.

Explicó que, cuando una persona con experiencia ve a otra, puede tener una idea más acertada acerca de quién es.

“Cuando tienes entre 18 y 20 años, ves al otro más o menos. Cuando tienes 30 o 40 es distinto”.

Recomendó ponerse al día, ver cómo son las cosas, actualizarse y no decir ‘como soy yo me van a recibir’.

“Te van a recibir de acuerdo a la planta que tienen y lo que necesiten. No somos imprescindibles, pero tampoco somos totalmente prescindibles”, insistió.