(Caracas 9 de noviembre de 2023, José Luis Carrillo/MundoUR).- En cada época de lluvia se repite el drama, árboles frondosos y que parecen estar en buenas condiciones se precipitan a tierra en un fuerte estrépito, causando daños materiales y en ocasiones de vidas humanas, y en cada ocasión parece multiplicarse el número de árboles que caen no solo en Caracas, sino en diversas ciudades del país.
Muchos pueden pensar que solo se debe a las intensas lluvias que cobran mayor fuerza debido al cambio climático, pero lo cierto es en las ciudades la acción humana y el entorno socava la resistencia de la vegetación, sin que el efecto sea evidente a simple vista.
La ingeniero agrónomo Nereida Guerra, integrante de la Sociedad de Amigos de los Árboles (Sadarbol), explicó los factores que inciden en que los árboles tengan en las ciudades cada vez menor resistencia ante los embates de los vientos y las lluvias.
“Los árboles tienen un ciclo de vida que en la ciudad tiene cosas en contra, ya que cuando está plantado en islas, aceras, cerca de brocales, las reparaciones de estas infraestructuras urbanas implica en algunas ocasiones el corte de raíces”, indicó Guerra como primero de los factores que afectan la resistencia de los árboles.
El otro factor al que se refirió es el de los botes de agua, que se observan cuando son superficiales y van deteriorando el asfalto, pero que, por debajo van desprendiendo el sustrato, que es donde se produce el anclaje de las raíces.
“Puede ser un árbol perfecto, sano y apropiado para el espacio, pero si está siendo vulnerado en su anclaje, aunque esté sano va a volcar con un viento fuerte”, precisó.
Entrevista en el programa conducido por Graciela Beltrán Carías, Guerra indicó que los árboles que están en aceras o islas de avenidas se ven afectados porque el sustrato no forma un continuum donde pueda desarrollar suficiente raíz y por eso es que se ven esas raíces brotadas en las aceras.
La parte del tronco de los árboles también sufre afectación en las ciudades por varios factores, uno de los cuales es que hay personas que vierten desechos de aceites y lubricantes “en la pata” del árbol, lo que los intoxica y debilita hasta que mueren.
También los trabajos de jardinería con podadoras que se hacen hasta muy cerca de árboles en crecimiento y los impactan, van afectando y enfermando los troncos de los mismos.
Finalmente, en la parte del follaje, los árboles se ven debilitados por una poda inadecuada al no estar ubicados en un espacio físico acorde a su estructura, o estar cercas de una valla o un cercado eléctrico.
En estos casos, la poda hace que el árbol pierda estabilidad y sea más vulnerable a los embates del viento.
Conciencia y trabajo conjunto para preservar a los árboles
Guerra aseguró que los árboles que se mantienen en pie actualmente han superado una cantidad de obstáculos, tanto naturales como gestionados por el ser humano.
Ante esto se impone, indicó, una acción idónea de conservación, que incorpore tanto al sector público como al privado.
“Hay que aprender un poco más de los árboles; es importante cuidar los que ya tenemos, gestionar de una mejor forma las reparaciones, y la ciudadanía tiene el deber de exigir a las empresas y administradores públicos que integren el espacio a las áreas verdes”, culminó.
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