(Caracas, 23 de noviembre de 2023, José Luis Carrillo/MundoUR).- Ernesto Campos tiene 57 años, tiene una discapacidad (una pierna le fue removida), sube a pie al Ávila y participa en competencias montañistas; su caso demuestra que con motivación, disciplina y resiliencia se pueden superar las dificultades.
En entrevista con Graciela Beltrán Carías, Campos contó que los problemas con una de sus piernas comenzaron en 2008 cuando le fue diagnosticado un tumor maligno, un liposarcoma, a la altura del muslo.
Fue sometido a radioterapia y la enfermedad pareció haber remitido, pero en 2015 repitió más arriba y fue deteriorando hasta que en 2021 decidió removerla.
«En cada uno de esos episodios nunca me pregunté por qué esto me está sucediendo a mí. Quería enfocarme en cómo proseguir, cómo seguir adelante cuando tuviera la oportunidad», contó.
Detalló que la operación fue de nueve horas y con complicaciones, le fueron dejados cuatro drenajes en el cuerpo, pero tan pronto como se los quitaron decidió que debía volver a la actividad que más disfruta: subir al Ávila.
Campos es senderista y mochilero desde adolescente, iba a Roraima o a Mérida constantemente y se describe como una persona que ama la naturaleza y los animales.
«No tengo el tiempo para detenerme a pensar por qué suceden las cosas, sino en resolverlas, es una actitud que todo ser humano debe tener», expresó.
La resiliencia como responsabilidad ante la vida
Defensor de una disciplina constante y poseedor de una motivación incansable, Ernesto Campos sostuvo que la resiliencia es una responsabilidad ante la vida, no una opción.
Explicó que hay que sacar de la fuerza interior y utilizar las herramientas que se tienen en la mente no para destruir, sino para construir y salir adelante.
En cuanto a profesión, es terapeuta ocupacional, graduado en el Colegio Universitario de Rehabilitación. También se desempeñó como bombero voluntario en la Universidad Central de Venezuela.
De esa trayectoria resalta que ha estado en contacto con situaciones difíciles que viven las personas.
«Me preguntaba qué sucedería conmigo si me sucediera algo así y me di cuenta de que haría lo mismo que con mis pacientes», indicó.