(Caracas, 5 de diciembre de 2023, José Luis Carrillo/MundoUR).- Venezuela debe preparar su defensa, alegatos y contra memoria ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre el diferendo con Guyana acerca del territorio Esequibo.

La afirmación corresponde a Sadio Garavini, politólogo, doctor en Ciencias Políticas, quien precisó que la CIJ en su pronunciamiento del pasado 1º de diciembre no solo advirtió al gobierno de Venezuela, sino al de Guyana, abstenerse de tomar medidas que agraven el diferendo.

Garavini aseguró que Guyana no tiene interés alguno en negociar actualmente con Venezuela, ya que eso se hizo desde 1966 y no se llegó a ninguna conclusión.

En conversación con Gladys Rodríguez en el programa «Gladys en Éxitos», Garavini recordó que el Acuerdo de Ginebra, cuya vigencia defiende el gobierno venezolano, establece que debe haber un arreglo práctico para una solución satisfactoria para ambas partes.

En ese sentido, sostuvo que, al reclamar Venezuela un territorio que comprende las dos terceras partes del espacio que Guyana considera suyo, cualquier cosa que Guyana pudiese ofrecer a Venezuela como solución práctica no puede ser todo ese territorio.

«Si las negociaciones bilaterales hubieran tenido éxito llevaban era a una compensación territorial, más o menos grande, pero ciertamente limitada y precisamente eso es sumamente difícil a nivel bilateral», argumentó Garavini.

La defensa sobre el Esequibo y el Laudo Arbitral de 1899

Sadio Garavini instó a comprender que el Estado Venezolano está ante la CIJ no porque Guyana haya demandado, sino porque dos secretarios generales de las Naciones Unidas, así como el último buen oficiante mediador llevaron el caso ante esa instancia en interpretación el Acuerdo de Ginebra.

A su juicio, la defensa de Venezuela debe mostrar los alegatos con lo que se cuentan para considerar que el Laudo Arbitral de 1899 fue fraudulento.

Recordó que Argentina y Chile estuvieron a punto de entrar en guerra en 1978 por un par de islas en el extremo sur del Continente, pero se pidió la mediación del papa Juan Pablo II, quien determinaría eventualmente otorgar una isla para uno y otra para el otro, para resolver el conflicto.

«Lo que bilateralmente es imposible, es posible cuando hay un tercero de buena fe», destacó Garavini.