(Caracas, 2 de febrero de 2024).- Merlín Gessen, neurogastrónomo y presidente de la Asociación Venezolana de Neurogastronomía, describió a neurogastronomía como aquella que investiga el funcionamiento de la mente en la experiencia de comer.
Explicó que hay un estracto del libro “El Tiempo Perdido”, de hace más de un siglo, que le enseñó a la neurociencia el paso a paso del registro de la memoria a través del sabor.
«El efecto Ratatouille, es ese que transporta a las personas a un lugar a través de la comida. El cerebro reconoce un sabor y le da una importancia si ese momento o la persona es relevante, también está relacionado con la supervivencia» añadió.
Gessen indicó que el cerebro decide inmortalizar el amor de quien hizo la comida o del momento con ese sabor.
También aseguró que las memorias más importantes, son aquellas que dan la identidad y aquellas en las que el cerebro usó el gusto y el olfato para tener.
«Cuando se vive una experiencia en sí misma e interviene algo tan protagónico como la música, se empieza a influenciar la información del cerebro… Un café puede ser más o menos dulce dependiendo de la música” acotó.
El neurogastrónomo compartió una increíble historia donde se demuestra que la gastronomía puede servir para los pacientes con Alzheimer o demencia.
