(Madrid, 3 de marzo de 2024 – EFE / MundoUR).- Decenas de personas se han reunido este domingo frente a la embajada rusa, situada en Madrid, para conmemorar la vida del líder opositor ruso, Alexei Navalni, quien murió el pasado 16 de febrero encarcelado en una prisión de su país natal.
En un gesto de solidaridad y apoyo a la lucha por la democracia en Rusia, las comunidades de exiliados provenientes de las dictaduras latinoamericanas de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia, se han concentrado en un acto en el que se ha hecho una ofrenda floral y se han depositado diferentes mensajes en un memorial.
La jornada ha comenzado con la frase «Si me matan, es que somos increíblemente fuertes», la cual dijo Navalni en el documental, ganador del Oscar, en que se relata la investigación de 2020 sobre el intento de asesinato del líder de la oposición rusa.
Asimismo, durante el acto han tomado la palabra Liuba Stenyakina, disidente rusa perteneciente a la Asociación Rusos Libres en Madrid, Ricardo González, escritor, poeta y opositor cubano o Antonio Ledezma, exalcalde de Caracas y perseguido político de la dictadura de Maduro, entre otros.
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Previamente al homenaje, Katia Mur, activista rusa perteneciente a la Asociación Rusos Libres en Madrid, se ha sentido honrada, según ha detallado a la prensa, por la «acogida» de tantas personas procedentes de diferentes países, con los que comparte «el mismo dolor, la misma pérdida y la misma lucha por la democracia y por los derechos humanos».
“Los exiliados de las dictaduras latinoamericanas sufrimos la misma opresión de la tiranía”, ya que, según ha destacado, por su parte, Carolina Barrero, “las dictaduras cubanas, venezolanas, nicaragüenses o bolivianas son aliadas del Kremlin”.
Mientras, este domingo cientos de rusos hacen cola por tercer día consecutivo en el cementerio Borísovo del sudeste de Moscú para despedirse del líder opositor Alexéi Navalni, que fue enterrado el viernes.
Aprovechando el sol que reina el domingo sobre Moscú, cientos de moscovitas se acercaron a la necrópolis para rendir memoria al político, de cuya muerte muchos de sus partidarios responsabilizan al jefe del Kremlin, Vladímir Putin.
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La necrópolis elegida para dar cristiana sepultura a Navalni -un creyente ortodoxo confeso- atrajo este domingo a mucha gente, incluidas familias con hijos pequeños.
«La cola no deja de aumentar según pasan los minutos», comentó una simpatizante de Navalni en las redes sociales.
La tumba de Navalni está totalmente cubierta por flores que casi han alcanzado la altura de la cruz de madera que preside la sepultura. No obstante, la gente no sólo trae claveles y rosas, sino carteles, juguetes y otros objetos.
Los presentes destacan que tanto el sábado como el domingo el número de policías ha disminuido y que los agentes no han protagonizado ningún exceso ni practicado detenciones en Moscú.
El equipo de Navalni, cuyos integrantes están todos en el exilio, agradeció hoy en Telegram a sus simpatizantes las muestras cariño y afecto hacia su líder.
