(Caracas, 8 de octubre, 2024).- En un contexto donde la preocupación por el acceso al crédito se vuelve cada vez más relevante, el analista financiero, José Grasso Vecchio, aclaró que existen diversas modalidades disponibles para los venezolanos. «Hay crédito en la banca, y saludo a todas estas nuevas formas de acceso a recursos que permiten a la gente realizar compras que, de otra manera, no podrían llevar a cabo», afirmó.
El experto explicó que la cartera de crédito de la banca se ha concentrado en lo que se denomina la «cartera productiva única nacional», donde se destina el 25% del crédito a sectores como el agroalimentario y la manufactura. Este enfoque ha permitido un crecimiento interanual del 98%, alcanzando cifras que superan los 2.000 millones de dólares. Sin embargo, Grasso reconoció que siempre hay espacio para mejorar y expandir estas oportunidades.
Además, Grasso mencionó la importancia del microcrédito, que tiene una obligatoriedad del 3%, así como la reciente incorporación de créditos dirigidos a mujeres, jóvenes y emprendedores. «Las tarjetas de crédito y los créditos para vehículos han vuelto a aparecer, lo que indica una mejora en el acceso a financiamiento», comentó.
Reforzó que hay otras alternativas de financiamiento en el mercado actual del venezolano, como lo es la plataforma Cashea que crea una opción de pagos en partes en ciertos rubros. «Por supuesto doy la bienvenida a todas las formas de de que provean facilidades para que el venezolano pueda ir al comercio comprar», señaló.
«El venezolano es un buen pagador, con una morosidad de apenas el 2%, lo que demuestra que la cartera de crédito es sana», concluyó.
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Por su parte, el consultor financiero estratégico, Óscar Doval, destacó la disparidad entre la oferta de crédito y las necesidades reales de la población.
Doval señaló que frente a esos 2 mil millones de dólares en disponibles para el crédito, la necesidad crítica se estima en aproximadamente 7 mil millones de dólares. Esta diferencia resalta un bache significativo en el acceso al financiamiento, especialmente para el ciudadano común y las pequeñas y medianas empresas.
“Es cierto que se está priorizando el crédito al sector productivo, que beneficia principalmente a grandes empresas. Sin embargo, el sector de consumo, que incluye a individuos y pequeños comerciantes, no está recibiendo la atención necesaria”, comentó Doval.
Esta situación ha llevado a que muchos, como los dueños de panaderías, enfrenten dificultades para acceder a financiamiento, a pesar de estar preparados para recibirlo.
Doval también mencionó que, debido a las restricciones impuestas por los bancos para evitar la inflación y la devaluación, se ha creado un espacio para el crédito privado «algo que en otros países es común, pero que en Venezuela es relativamente nuevo», explicó sobre la implementación de Cashea.
El experto subrayó la importancia de recuperar prácticas de financiamiento más accesibles, como el «fiado», que fue fundamental en décadas pasadas para impulsar la economía.
«Venezuela necesita explorar este espacio y fomentar un esfuerzo conjunto entre el sector bancario y los pequeños comerciantes para facilitar el acceso al crédito», concluyó Doval.
Este llamado a la acción es un recordatorio de que, aunque la banca está haciendo su mejor esfuerzo, es crucial que se busquen soluciones innovadoras para atender las necesidades de financiamiento de todos los venezolanos.
Recursos de créditos privados o métodos de finaciamiento
Jesus Palacios Chacín, economista senior de Ecoanalítica coincidió en que las herramientas de financiamiento, como las aplicaciones de compra a plazos, funcionan como complementos a las tarjetas de crédito tradicionales. Mientras que estas últimas suelen ofrecer plazos de pago más largos, las opciones de microfinanciamiento se caracterizan por plazos más cortos, lo que facilita el flujo de caja de las familias.
En este contexto, las herramientas de microfinanciamiento se presentan como una solución viable para diversificar y verificar el gasto familiar, especialmente en categorías como electrodomésticos, ropa y tecnología, que a menudo no son prioritarias en el presupuesto familiar.
También, el empresario tecnológico y CEO de Cashea, Pedro Vallenilla, aclaró que el modelo «compra ahora y paga después» no es un sustituto, sino una alternativa complementaria del crédito.
«El crédito no es el único responsable de las soluciones que se deben presentar. Los actores privados, como nosotros, tenemos la responsabilidad de ofrecer herramientas que se integren en un conjunto de soluciones para abordar la brecha existente en el acceso al crédito», aseguró Vallenilla.
Agregó que desde el lanzamiento de la plataforma, han recopilado datos significativos sobre las necesidades de crédito de los consumidores, observando una variación de la demanda, pero con productos básicos que son recurrentes, como cocinas, líneas blancas y teléfonos.