(Caracas, 31 de octubre de 2024).- Guillermo Tell Aveledo, politólogo y doctor en ciencias políticas, aseguró que hay países que se han mantenido al margen de la contienda venezolana como México y la Santa Sede (El Vaticano), por lo que podrían convertirse en mediadores de la negociación venezolana.
Explicó que la extrema cautela de ambos líderes apunta a guardarse para esa ocasión.
Aveledo resaltó que los acuerdos deben estar acompañados de capacidades materiales de los actores con actividades internas que generen sobre el estado venezolano una presión.
Destacó que esta puede ser una actividad provocada por el sector político o una externa a ella que produzca suficientes perturbaciones para que el gobierno venezolano prefiera sentarse a hablar con este sector de la Plataforma Unitaria que a otros sectores más amenazantes.
«Las zanjas que han producido las declaraciones oficiales con la percepción de la realidad de parte de la población, es un espacio que hace que este tipo de actores emerjan aprovechando las distancias en esta desestabilización aparentemente estable» añadió.
El politólogo indicó que las reglas de juego para la oposición han cambiado completamente, alertando que no hay una dinámica en la que se vaya ganando espacios dentro de un ambiente institucional que reconoce al menos la existencia de esos espacios.
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Recordó que desde el 28 de julio, la avanzada del estado sobre dirigentes y cuadros medios y bajos de la dirigencia opositora han desarticulado su capacidad de acción con el propósito de que no se pueda rearticular, bien sea para la acción electoral, constitucional o protestas.
«Esto ha dejado muy entredicho la posibilidad de la oposición de actuar en espacios como alcaldías y gobernaciones, por un lado por la capacidad de hacerlo y por el otro la creencia de que esto sea viable» acotó.
El doctor en ciencias políticas señaló que parte de la repolitización del país que venía muy cansado y agotado, encontró en su plataforma política una manera real gracias a que se dio la primaria.
Advirtió que el deseo de cambio de la población es tan transversal socialmente, regionalmente, en términos de clases, de condición, que no hay sector social en donde el status quo pueda decir que tiene un asidero firme.