(Caracas, 01 de noviembre, 2024.MundoUR).- En una reciente entrevista, Edgar Hernández, presidente de la Cámara Nacional de Empresas Funerarias, destacó la relevancia del sector funerario en el país, enfatizó que este servicio, mayoritariamente ofrecido por empresas privadas, es fundamental para los venezolanos que enfrentan la pérdida de un ser querido.
Hernández subrayó que el costo de los servicios funerarios en Venezuela es considerablemente más bajo que en otras partes del mundo. “Los precios de los servicios oscilan entre 500 y 800 dólares por una velación, dependiendo del tipo de ataúd y otros servicios asociados”, explicó. La oferta incluye desde urnas básicas, que pueden costar alrededor de 360 dólares, hasta opciones más lujosas.
El presidente de la Cámara también señaló que la calidad de los ataúdes y urnas ha mejorado, con la mayoría de los productos fabricados localmente. “La industria funeraria ha hecho un esfuerzo significativo por mantener costos accesibles, adaptándose a la economía del país”, afirmó.
Sin embargo, Hernández expresó preocupación por el crecimiento de la informalidad en el sector. Advirtió que algunas empresas no cumplen con las normativas sanitarias y fiscales, lo que representa un riesgo tanto para la salud pública como para el respeto que merece el servicio funerario. “Estamos trabajando con las autoridades para combatir esta informalidad y promover la profesionalización del gremio”, indicó.
La cultura funeraria en Venezuela también está evolucionando. Hernández observó que, aunque en algunas regiones se siguen realizando velorios tradicionales de larga duración, en las ciudades se ha vuelto común acortar los tiempos, priorizando la practicidad.
Finalmente, Hernández destacó la importancia de mantener rituales funerarios que permitan a las familias despedir a sus seres queridos de manera digna, reconociendo que cada vez más personas están optando por la cremación, en gran parte por razones económicas y sanitarias.
La Cámara Nacional de Empresas Funerarias continúa trabajando para garantizar un servicio de calidad y adecuado a la realidad del país, subrayando el respeto y la profesionalidad que caracterizan a esta importante labor.