(Madrid, 12 de enero de 2025 – EFE / MundoUR).- Ya hasta en las tardes grises, como este domingo, el Atlético de Madrid saca adelante sus partidos, con una victoria mínima contra Osasuna, decidida por un gol de estrategia culminado por Julián Alvarez para alcanzar la mejor racha de triunfos de sus 121 años de historia, con 14 seguidos, ser ‘campeón’ de invierno e insistirle al Real Madrid y al Barcelona que no será nada fácil bajarlo de ahí en el resto de la temporada.
Porque en su imponente secuencia ganadora, que empezó allá por el 31 de octubre en Vic, ha solucionado también unos cuantos enredos sobre el terreno de juego, al filo de la caída o del empate. Por ejemplo, contra el Barcelona (1-2), contra el Alavés (2-1), contra el Getafe (1-0), contra el Mallorca (0-1), Cacereño (1-3), París Saint Germain… Y venció todos ellos.
Es el líder de LaLiga cuando hace apenas nueve partidos, cuando sufrió su última y única derrota de este curso en esta competición (1-0 contra el Betis), observaba a diez puntos de distancia al Barcelona, al que, ahora, por el contrario, lo aventaja en seis. Al Real Madrid, en tan solo en uno. Le queda aún mucho a este Atlético para ser campeón. Está en el camino.
Ya había celebrado Antoine Griezmann el 1-0 en el minuto 7 cuando el VAR requirió la revisión de Díaz de Mera. El remate delató una mano del atacante, pegada al cuerpo, pero también decisiva aparentemente en el impulso con el que se adelantó a todos en el primer palo y remachó a la red el centro de Nahuel Molina, que ha ganado el lateral a Llorente.
*Lea también: Getafe se impone 2-1 como visitante a Las Palmas y deja la zona de descenso
No anduvo fino el Atlético en todo el primer tiempo, también por los méritos de Osasuna. Ni el internacional francés ni Julián Alvarez, con todo lo que eso significa. No entró en juego como suele el argentino en todo el primer acto. Curiosamente, por contra, sí dispuso de opciones suficientes para haber dado ventaja al bloque rojiblanco antes del intermedio.
No suele fallar la ocasión que falló al principio. El pase de Giuliano Simeone que el atacante entregó a las manos del portero Sergio Herrera, con todo a favor en el área, sin más oposición ya que el guardameta. Las otras dos opciones fueron más complejas. Primero, un balón que sólo pudo rozar tras un centro de De Paul. Después, un tiro escorado que desbarató el guardameta visitante desde el suelo. Las tres únicas ocasiones del Atlético.
Pero, sobre todo, el Atlético necesita a Julián Alvarez en su fútbol, en sus transiciones, entre líneas, para dotar al conjunto rojiblanco de una transición, un desborde, una visión y una velocidad que son indispensables para abordar la firme estructura planteada por Osasuna, en su campo y en el contrario, bien en la presión, en el repliegue, en la posesión…
Sin eso, también con Griezmann acechado en cada acción más allá de tres cuartos de terreno rival, con Rodrigo de Paul lejos de su inspiración de los últimos tiempos y más irregular Pablo Barrios, el Atlético sufrió un atasco generalizado toda la primera parte, asustado incluso cuando Oblak salió a destiempo y Herrando remató fuera. Un alivio.
Aún sin llegar a la media hora, a Simeone ya le sobró el abrigo. Una tarde fría en el Metropolitano. Un jeroglífico aún para su equipo el encuentro. Nada claro el partido para él, más jugado por el camino que marcó Osasuna que por el que pretendió el Atlético, la reflexión era necesaria al descanso, del que surgió Lino. En la caseta se quedó Gallagher.
*Lea también: Valladolid, bajo las órdenes de Diego Cocca, venció 1-0 al Betis este #11Ene
Cada partido, las acciones a balón parado, tan cruciales en otros tiempos en el conjunto rojiblanco en cuanto a producción de puntos, ocupan un espacio trascendente en las sesiones del equipo madrileño. Surge la voz de Luis García Tevenet, ayudante de Simeone, con cada jugada preparada para la ejecución por parte de los futbolistas. Es trabajo.
En un duelo tan incierto como el de este domingo, son acciones capitales. Para el Atlético, fue el 1-0. La victoria. En el minuto 55. Desde la esquina, Griezmann la jugó por raso con De Paul, el argentino se la devolvió y él la centró con la izquierda hacia el segundo palo, donde Clement Lenglet la dejó atrás para el control con el pecho y la volea de Julián Alvarez, tan solo dentro del área, que le dio tiempo a todo lo que quiso. Nadie pudo impedirlo.
El decimotercer gol de ‘La Araña’ en esta temporada entre todas las competiciones. Y el impulso para la octava victoria seguida en el campeonato del Atlético, que soportó los ataques posteriores de Osasuna, sin ninguna parada de Oblak, con el aliento de la grada que reclamaba Simeone y con una ocasión final de los locales al poste, para confirmarse como el mejor equipo de la primera vuelta entre la fiesta de su afición. Queda la segunda. Aún un mundo.