(Caracas, 20 de febrero, 2025).- El uso de dispositivos electrónicos y redes sociales se ha vuelto omnipresente y esto provoca la pregunta: ¿cuánto tiempo pasan realmente los niños y adolescente conectados a un teléfono o tablet?.
Un reciente sondeo realizado en Instagram revela que el 50% de los padres afirma que sus hijos no les prestan atención debido a su inmersión en las redes sociales, mientras que el otro 50% sostiene que tiene un control estricto sobre su tiempo frente a las pantallas.
Mariana Ponce, psicóloga y directora de La Burbuja, señaló sobre el uso excesivo de redes sociales entre niños, niñas y adolescentes que «es complicado determinar cuándo el uso de la tecnología se convierte en un exceso. Necesitamos entender que las redes sociales están ahí, pero también debemos fomentar la comunicación interpersonal».
La psicóloga enfatizó que, según estudios, un promedio de más de dos horas diarias en redes sociales puede afectar negativamente la autoestima de los adolescentes.
«La autoestima es el factor protector número uno en esta etapa de desarrollo. Cuando los adolescentes se desconectan de la realidad, corren el riesgo de perder habilidades sociales fundamentales», explicó.
Mariana Ponce subrayó la importancia de establecer límites claros en el uso de la tecnología. «Los padres deben tener conversaciones abiertas con sus hijos sobre el uso del teléfono y la tecnología. No se trata solo de cuánto tiempo pasan en línea, sino de cómo están utilizando ese tiempo», afirmó.
Además, sugirió que los padres presten atención a los síntomas que pueden indicar un uso problemático, como la incapacidad de soltar el teléfono o la reactividad ante críticas.
«Es esencial que los padres evalúen cómo sus hijos se comportan fuera de casa y estén involucrados en su vida escolar y social. Esto incluye preguntar a otros padres sobre el comportamiento de sus hijos y establecer espacios donde el uso del teléfono esté limitado», recomendó.
Ponce también abordó el tema de la privacidad y la necesidad de educar a los adolescentes sobre lo que comparten en línea. «Es crucial diferenciar entre privacidad y secreto. Mientras que la privacidad es información personal que se decide compartir, un secreto puede tener consecuencias negativas para alguien más», aclaró.
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En cuanto al uso de teléfonos en las escuelas, Ponce opinó que los adolescentes no deberían tener acceso a redes sociales tan temprano. «Es importante introducir la tecnología de manera controlada, pero también debemos ser conscientes de los peligros que conlleva el acceso indiscriminado», afirmó.
La psicóloga concluyó que, aunque las redes sociales pueden ofrecer momentos de conexión, es fundamental fomentar actividades presenciales que permitan a los adolescentes desarrollar habilidades sociales. «Los padres deben ser proactivos en la creación de espacios donde los adolescentes puedan interactuar sin la mediación de un dispositivo», finalizó.