(Caracas, 27 de febrero, 2025).- La leyenda del béisbol, Alex Cabrera, conocido como «El Samurái del Béisbol» compartió su inspiradora trayectoria desde sus humildes inicios hasta convertirse en un ícono del deporte.
Cabrera, quien nació en Caripito pero se crió en El Tigre, recordó cómo el béisbol se convirtió en su pasión desde joven. «Cuando era muchacho, aprendí a jugar béisbol detrás de mi casa, en un terreno grande. No tenía equipo propio, siempre jugaba con zapatos y guantes prestados», relató.
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El momento decisivo en su carrera llegó cuando fue seleccionado para un mundial en Canadá a los 16 años. «Jorge Urribarrí, el scout de los Tiburones de La Guaira, me vio y me preguntó si quería jugar profesional. Yo le dije que sí, pero necesitaba que mi mamá firmara. Ella no quería que me dedicara al béisbol», explicó Cabrera. Finalmente, su tío firmó por él, lo que generó tensiones familiares.
Cabrera reflexionó sobre su carrera en el béisbol, que abarcó varias culturas.
«El béisbol es un negocio difícil. Hay que tener mucha paciencia y dedicación. Siempre le digo a los jóvenes que deben vivir el béisbol, desayunar, almorzar y cenar béisbol», enfatizó.
Los momentos gloriosos del Samurai
Su experiencia en Japón fue especialmente reveladora. «Aprendí sobre la disciplina y la organización en un país muy estructurado. Eso me ayudó a crecer como persona y como jugador», comentó.
Uno de los momentos más destacados de su carrera fue alcanzar la triple corona en Venezuela. «Siempre dije que quería ser un buen jonronero y Dios me dio la oportunidad de jugar en las Grandes Ligas. El día que di un jonrón en mi primer turno, fue un sueño hecho realidad», recordó emocionado.
A pesar de los desafíos, Cabrera se mostró agradecido por lo que el béisbol le ha dado. «Sacrifiqué más de la mitad de mi vida, pero también tuve muchas satisfacciones. Si volviera a nacer, siempre elegiría ser pelotero».
El desafío del dopaje
Cabrera también abordó la polémica que rodeó su carrera en relación con el dopaje. «No me inyectaba, pero tomaba una pastilla llamada Aderol para mejorar mi concentración. Siempre tuve los permisos necesarios, pero el sistema a veces es injusto», explicó al recordar que el tratamiento siempre fue recetado por un especialista de la salud mental y resaltando que el proceso siempre fue transparente ante los Tiburones de La Guaira.