(Roma, 23 de marzo de 2025).- El papa ha abandonado este domingo el Policlínico Gemelli de Roma, donde ha permanecido 38 días ingresado por una grave infección respiratoria, poco después de reaparecer en público desde una ventana del hospital, desde la que agradeció el apoyo de la multitud que esperaba para verle.
Francisco, que también hoy, en el texto del Ángelus que se difundió por escrito por sexto domingo consecutivo se mostró «entristecido» por los bombardeos israelíes en Gaza y pidió «un alto el fuego definitivo», dejó el hospital en dirección a su residencia en el Vaticano, pero, por sorpresa, cambió de dirección cuando estaba llegando.
Un recorrido en directo por las calles de Roma
En un movimiento inesperado, la comitiva encabezada por el pequeño utilitario que habitualmente utiliza el papa para sus desplazamientos, se desvió de su camino para desplazarse primero a la Iglesia de Santa María La Mayor, que custodia el icono ‘Salus Populi Romani’, del que Francisco es muy devoto y que visita siempre después de sus viajes.
Durante su recorrido por las calles del centro de Roma, que fue retransmitido en directo por la televisión pública italiana RAI, numerosos viandantes se detuvieron en las aceras para aplaudirle, mientras Francisco, que llevaba las cánulas nasales para recibir oxígeno, saludaba desde el interior del vehículo y agradecía las muestras de cariño.
En la basílica romana, en la que Francisco quiere ser sepultado, el pontífice dejó un ramo de flores en señal de agradecimiento a la Virgen tras su larga hospitalización y después la comitiva se dirigió, esta vez sí, a su residencia en la Casa de Santa Marte del Vaticano.
Las flores amarillas y el pulgar arriba
El pontífice, de 88 años, abandonó el hospital poco después de asomarse a una ventana del segundo piso del Genelli, en su primera aparición pública en seis semanas para saludar y bendecir a los fieles tras una hospitalización en la que sufrió dos graves crisis que pusieron su vida en peligro.
«Agradezco a todos», dijo ante la multitud que abarrotaba desde una hora antes las puertas del centro y las cámaras de televisión de medio mundo. Apareció en silla de ruedas, con buen aspecto y sonriente, mientras levantaba el pulgar y la multitud que le esperaba gritaba: «papa Francisco, papa Francisco».
«Veo a esa señora con las flores amarillas, que bien», añadió con la voz muy debilitada, después de que el prolongado uso de oxígeno durante su hospitalización haya debilitado sus músculos de la garganta, por lo que no pudo decir nada más.
Se trata de la primera aparición pública del papa desde que el pasado 14 de febrero ingresara en el Gemelli por sus problemas de respiración, que resultaron deberse a una bronquitis por infección polimicrobiológica a la que se sumó una neumonía bilateral.
El pasado 6 de marzo el papa envió un mensaje de audio, en español y con una voz muy fatigada, durante el Rosario por su restablecimiento que se reza cada noche en la plaza de San Pedro y el pasado domingo el Vaticano publicó la primera foto del pontífice en el Gemelli.