(Caracas, 19 de mayo de 2025. MundoUR).- La industria del pop coreano, mejor conocido como K-pop, es una de las más exigentes del mundo musical, llevando a muchos artistas a desarrollar depresión y ansiedad.
«Son vistos como un producto, no como personas y muchas veces someten a los grupos a situaciones peligrosas», explica Bian Escauriza, bailarina y creadora de contenido k-popper.
Bian destaca que hay casos que han llevado a los artistas a ser acosados y que, sobre todo dentro de Corea, estos artistas son cosificados y deshumanizados.
Entre las exigencias, a parte del talento artístico, hay estándares estéticos y muchos impedimentos: muchos no pueden tener pareja, casarse, ni hacer su vida normal debido a los complicados contratos que les hacen firmar, explica Liliana Rojas, creadora de contenido k-popper.
Los contratos, conocidos como «Contratos de Esclavos», preocupan a la fanaticada, porque someten a los talentos a una extrema presión física y mental desde muy temprana edad.
Por esto, muchos fanáticos consideran que el K-pop, más que una industria musical es una industria de esclavización y explotación.
