(Berna, 12 de julio de 2025 – MundoUR).- Un grupo de bachilleres venezolanos, que estudian en el colegio Guayamurí ubicado en Margarita, fue el vencedor de un concurso de robótica celebrado en Suiza; aprovechando la Cumbre Mundial de Inteligencia Artificial (IA) promovida por la ONU.
Estos jóvenes, que se impusieron a decenas de delegaciones en la categoría junior con su equipo «Spartans», lo hicieron con la programación y ensamblaje de robots que actúan en escenarios de desastre que permite el traslado de heridos a un lugar seguro.
«Con profundo orgullo y emoción, celebramos una nueva hazaña de nuestra Generación de Oro», expresó la ministra para Ciencia y Tecnología, Gabriela Jiménez Ramírez.
Los muchachos, que ya contaban con cierta experiencia en competencias internacionales tras haber participado en eventos sobre robótica celebrados en Turquía y Panamá, superaron una primera etapa al concursar contra 7.500 estudiantes y pasar a una fase con 120 alumnos, la mayoría de África, para participar.
El equipo ganador, está conformado por Manuel Makencie y David Rosario, ambos de 14 años, y Hassan Hammoud de 15 años, quienes ya trabajan en próximo objetivo internacional, lograr un cupo para las próximas Olimpiadas de Robótica en Singapur.
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Hammoud aseveró en el problema que se plantea ante un eventual desastre, hay heridos y refugiados, por lo que cada uno de los robots los lleva a zonas seguras como enfermerías y refugios, según sea el caso.
En esta competencia participó un segundo equipo venezolano procedente de Lechería, estado Anzoátegui, con el objetivo de construir robots que puedan intervenir en zonas de desastres naturales, identificar de forma autónoma a los refugiados y heridos para trasladar a los primeros a albergues y a los segundos hasta áreas de atención médica, sin confundir a unos con otros.
Ashley Brazón, de 18 años, es la única mujer en los equipos venezolanos llegados a Ginebra y recordó que cuando empezó a familiarizarse con la robótica, teniendo 15, ninguna de sus amigas quiso seguirla, pero eso no le importó porque sentía una verdadera pasión por esta disciplina científica, según comentó a EFE.
«Al año siguiente se metieron una cantidad gigante de niñas a las que también les encantaba la robótica, pero que habían tenido miedo de ser juzgadas o de no saber cómo les iba a ir solo por el hecho de ser mujeres», recuerda la joven, quien planea en breve iniciar estudios universitarios de robótica mecatrónica.
