(São Paulo, 8 de noviembre de 2025 – EFE / MundoUR).- La siempre ruidosa afición brasileña pasó de la alegría por ver competir al primer piloto brasileño en ocho años en Interlagos, a la decepción con el choque de Gabriel Bortoleto, que sacó este sábado su Sauber del sprint.
Los brasileños se dividían hoy en el autódromo de São Paulo entre sus ánimos a Bortoletto y las onmipresentes camisetas rojas en apoyo a Ferrari y a Lewis Hamilton, piloto que mantiene una relación especial con Brasil.
«¡Bor-to-le-to!», se oía gritar al unísono en las gradas del autódromo antes del comienzo del sprint, con la emoción de la primera carrera del paulista de 21 años en casa.
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Pero la alegría duró poco. Unos minutos antes del final del sprint, cuando luchaba por la décima posición, Bortoleto se fue contra el muro interior y despedazó su coche. En las gradas, se oyó un quejido de decepción, y silencio.
El propio Bortoleto tranquilizó a la afición diciendo por radio que se encontraba bien, aunque fue sometido a una revisión médica por precaución.
El pasado jueves, el piloto nacido en Osasco, municipio vecino a São Paulo, confesó que esta pista es la que le causaba «más ansiedad».
Gabriel Bortoleto's crash at the end of the F1 Sprint at Interlagos. #f1 #Formula1 #F1Sprint #braziliangp pic.twitter.com/8aemW8pfYx
— M. J. (@SocialTerritory) November 8, 2025
Se había engalanado para la ocasión. Su casco, que desde el año pasado lleva los colores amarillo, verde y azul de la bandera brasileña, agregó para este fin de semana unos detalles con monumentos brasileños, entre ellos el Cristo Redentor de Río o el Museo de Arte de São Paulo, el MASP, edificio más reconocido de la ciudad.
Sabía que la afición brasileña, incondicional de la Fórmula Uno, llevaba ocho años sin poder ver a uno de los suyos, desde la última carrera de Felipe Massa en 2017.
Bortoleto sigue la senda de otros legendarios pilotos como Rubens Barrichello, Nelson Piquet, o Ayrton Senna, todavía hoy el más amado por la ‘torcida’ brasileña a 31 años de su muerte.





