(Madrid, 15 de septiembre de 2024 – EFE / MundoUR).- Entre la falta de contundencia de la primera parte, surgió un pase extraordinario de Rodrigo de Paul, un desmarque perfecto de Conor Gallagher y la definición del centrocampista inglés para desatar la victoria del Atlético de Madrid, sentenciada después por Antoine Griezmann y Julián Alvarez contra un Valencia menor, expuesto a la puntería del equipo rojiblanco, superior desde el principio al colista de la clasificación (3-0).
La victoria número 34 en los últimos 39 encuentros del bloque de Diego Simeone al calor de su público en el estadio Cívitas Metropolitano, que le quedó demasiado grande a este Valencia. También un impulso más en su persecución del liderato del Barcelona, cuatro puntos por encima, mientras el técnico argentino construye, moldea y consolida un proyecto que apunta a más.
Porque Gallagher ya tiene su impacto. El gol que encarriló todo fue suyo, pero también demostró todas las cualidades que lo han dirigido hasta el conjunto rojiblanco y entusiasman a Simeone. Su presencia en el campo le da un plus de intensidad y fuerza al Atlético, pero también de llegada. Ya fue titular en Bilbao. Este domingo repitió en el once.
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Porque Griezmann crece de nuevo, tan trascendente en el juego del Atlético como debe. Cuando el balón circuló por él, el equipo madrileño fue más en ataque y el Valencia se sintió expuesto. También porque la defensa demuestra la solidez que pretende Simeone, afianzada y apenas puesta en duda por el Valencia. Porque De Paul recuperó el nivel, protagonista principal en el 1-0 con el pase magnífico con el que entregó el gol a Gallagher. Y porque Julián Alvarez, ya al final, estrenó su cuenta goleadora, a pase de Giuliano Simeone.
El Valencia fue un rival destinado a la derrota. Entre las bajas, las dificultades, el único punto de doce con el que se presentó en el estadio Cívitas Metropolitano, el grupo de Rubén Baraja mantuvo el tipo todo lo que pudo, quizá más por una cuestión de ineficacia ofensiva del Atlético que por la contención del conjunto visitante, doblegado en cuanto encajó el 1-0.
Porque antes del primer gol ya se sintió al filo de la caída. No fue antes porque Giorgio Mamardashvili, un portero de nivel, desbarató la carrera de Sortloth que lanzó una pifia de Javi Guerra. El remate del noruego lo repelió el guardameta. La continuación, con un nuevo centro de Griezmann al área, la conectó Sorloth con una volea horrible en el medio del área.
Otra vez el portero frustró instantes después a Sortloth, el elegido para el ataque este domingo por delante de Julián Alvarez. El delantero fichado al Villarreal ganó cada duelo, se movió bien, se entendió bien con sus compañeros, pero falló cada una de sus ocasiones, con todo lo que eso supone para un ariete como él, en un club como el Atlético, en esta presión.
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También erró Lino otro remate franco frente a Mamardashvili, que sustentó a su equipo hasta el minuto 37, cuando un contragolpe lanzado por Sortloth y continuado por Griezmann lo transformaron en el gol del 1-0 entre Rodrigo de Paul, con un gran pase, y Conor Gallagher, tan listo en el desmarque como certero en el remate con la derecha con el que superó al portero georgiano y la resistencia del Valencia. Se intuía antes del descanso.
Baraja lanzó la botella de agua al césped, enfadado por cómo fue el gol del Atlético, al que le bastó un simple pase para desbordar la línea defensiva del conjunto visitante, peor aún en su ataque, sin ser capaz de poner en ningún aprieto a Oblak, de vuelta al once tras la indisposición que lo apartó de la última jornada en Bilbao. Su único tiro en la primera parte, ya con 1-0 en contra, fue a las nubes de Javi Guerra. Descriptivo del momento del Valencia.
Aún amagó el grupo levantino en una reacción, con un par de acciones de Javi Guerra, que alertaron de nuevo al Atlético, mucho más contundente en su primera oportunidad del segundo tiempo que en todo el primero.
Entre las razones del 2-0 hay varias, pero sobre todo un despropósito defensivo del Valencia, que no atendió a su espalda ni a Griezmann, el más listo de todos para alcanzar un fatal remate de Lino y remachar solo la sentencia. Era el minuto 54. No necesitó ni se exigió más. Le sobraron 40 minutos. Ya en el 93, Julián Alvarez cerró el triunfo. El 3-0.