(Caracas, 30 de septiembre, 2024).- La Miss Universo 2008, Dayana Mendoza, compartió su transformación personal y espiritual, dejando atrás el glamour del modelaje para abrazar una vida centrada en la fe y la familia.
La venezolana, que ha sido presentadora, empresaria y productora de cine, se ha adentrado en un camino de autodescubrimiento y sanación, guiada por su cercanía a Dios.
Durante la conversación, Dayana recordó momentos difíciles de su vida, incluyendo un profundo «hueco» emocional que atravesó tras su divorcio.
«Estuve en un lugar muy oscuro, lleno de ansiedad y depresión. Busqué alivio en prácticas que, en lugar de ayudarme, me hicieron sentir peor», confesó. Sin embargo, su vida dio un giro radical cuando decidió entregarse a Jesucristo, encontrando en Él la paz que tanto anhelaba.
«Desde que me rendí a Dios, mi círculo de amigos cambió y comencé a experimentar una paz que nunca había sentido antes», compartió Mendoza, quien enfatizó la importancia de tener una relación íntima con Dios.
A pesar de las críticas que ha recibido por su fe, Dayana se mantiene firme en su convicción: «Prefiero perder todo en esta vida que perder la vida eterna».
La ex reina de belleza también reflexionó sobre su papel en el mundo del modelaje, reconociendo que algunos aspectos de esa industria pueden ser incompatibles con su fe. «Antes de aceptar un trabajo, evalúo si glorifica a Dios. Mi vida ahora se basa en lo que Él quiere para mí», explicó.
Dayana, quien se describe a sí misma como una mujer que busca agradar a Dios por encima de todo, también habló sobre el perdón y la importancia de dejar atrás el pasado. «Perdonar me tomó tiempo y oración, pero es esencial para avanzar», afirmó.
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En un momento emotivo, Mendoza comparó su coronación como Miss Universo con su reciente bautizo, describiendo este último como un acto de significado eterno. «Ser parte de esa celebración espiritual fue un honor», dijo con una sonrisa.
Hoy en día, Dayana Mendoza no solo es madre y empresaria, sino también una evangelista que comparte su fe a través de las redes sociales. «No soy pastora, pero siempre predico la palabra de Dios».