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sábado, octubre 5, 2024

Guacamayas barba azul nacidos en EEUU regresarán a la Amazonía boliviana

(La Paz, 5 de octubre de 2024 – EFE / MundoUR).- Un grupo de 14 guacamayas (también conocidas como parabas) barba azul nacidas en Estados Unidos retornaron a la tierra de donde son originarios, en la Amazonía de Bolivia, donde ahora viven en un centro de custodia situado a unos kilómetros del área que es el hábitat natural de esta especie endémica del país suramericano, la cual está en peligro crítico.

Las aves llegaron la semana pasada procedentes de Estados Unidos, dentro de una acción coordinada entre la Fundación por la Conservación de Loros en Bolivia (FCLB) y el Ministerio de Medio Ambiente y Agua (Mmaya) por la que ya fueron «repatriadas» en el último año otras ocho de Canadá y cinco de Inglaterra.

El espacio que las acoge es el Centro de Custodia de Fauna Silvestre Paraba Barba Azul, situado cerca de la localidad de Sachojere, a unos 25 kilómetros de Trinidad, la capital de la región amazónica de Beni, explicó a EFE el director ejecutivo de CLB, Rafael Mounzon.

«Ha tomado 10 años el poder conseguir que lleguen las aves, debido a que en nuestro país las normas para las cosas relacionadas a la naturaleza no son claras o no existen», señaló.

Los cambios de autoridades en las instituciones involucradas tuvieron que ver con esta demora, pero finalmente mediante un trabajo conjunto con la Dirección General de Biodiversidad y Áreas Protegidas del Mmaya «el año pasado se ha empezado a realizar las repatriaciones», indicó.

Una resolución ministerial emitida «en épocas de pandemia» aprobó la «repatriación» de las parabas barba azul desde Inglaterra, Canadá y Estados Unidos con objetivos de «conservación» y previo cumplimiento de un protocolo para que no haya «ningún tipo de riesgo sanitario» para las otras aves del centro o las que viven en libertad en la zona.

Las guacamayas bolivianas

Junto con la paraba frente roja (Ara rubrogenys), la barba azul (Ara glaucogularis) es una especie endémica de Beni.

El nombre en latín describe algunas características del ave, como su color azul (glauco) en la garganta (gularis), y también es más chica que la paraba amarilla (Ara ararauna), con la que se la suele confundir.

Cerca del pico lleva una parte blanca que se va tornando de color rosa, «más fuerte o más tenue, dependiendo del momento en el que se encuentra» y su tono de grito es más agudo que el de otras parabas, señaló Mounzon.

La FCLB tiene el dato de que actualmente hay «como máximo 400 individuos en libertad» en Bolivia, «lo que por ende es preocupante», advirtió.

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Las aves recién llegadas nacieron en Estados Unidos de padres que fueron llevados desde Bolivia durante la década de 1980, cuando, según el director de la fundación, hubo un «‘boom’ del tráfico de vida silvestre específicamente con loros» que fueron sacados de Suramérica «de manera indiscriminada», lo que derivó en una «reducción» de su población.

Según Mounzon, el cambio no ha sido «brusco» para estos animales, pues vivían en Florida con un clima cálido y «al aire libre», y en Beni tienen condiciones similares.

Ahora cumplen un periodo de cuarentena, «están muy bien» y se adaptan de la «dieta típica de zoológico» que tenían a una que incluye alimentos nativos, como el fruto de la palmera motacú, que es una «gran base de lo que comen las barba azules en libertad».

Planes de conservación

El centro de custodia donde están acoge actualmente a medio centenar de loros de distintas especies y trabaja en coordinación con el Mmaya, la Gobernación de Beni y la Policía Forestal y Preservación del Medio Ambiente (Pofoma).

Mounzon indicó que junto a la organización World Parrot Trust impulsa la elaboración de un «plan de acción» para la conservación de la especie, en la que intervengan autoridades, entidades científicas, colegios de biólogos y universidades, entre otros.

Explicó que la FCLB defiende que se permita la «reproducción en cautiverio» de las aves para su «reintroducción» en sus hábitats naturales, ante las elevadas «cantidades de pérdida de individuos».

«Pensamos que es bueno que se abran las puertas del país al conocimiento primero de estas opciones para la conservación de especies tan importantes como la barba azul, que está críticamente amenazada», agregó.

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