(Caracas, 22 de octubre de 2025. MundoUR).- Tras el robo de piezas valoradas en 88 millones de euros en el Museo del Louvre en París se ha reavivado el interés por el hurto de obras de arte.

Jesús Torrivilla, historiador de arte, curador y escritor venezolano residenciado en México, explica que «este tipo de robos no son tan raros como la gente piensa. Hay una tradición de hurtos de arte que se remonta desde hace siglos».

Torrivilla recuerda casos como el robo de 124 piezas en el Museo Nacional de Antropología de México en 1985, resaltando que el arte es un blanco frecuente de los ladrones.

«El mercado negro es complicado, es difícil vender piezas tan reconocibles. Lo más probable es que los ladrones opten por desmantelar las joyas y vender los diamantes por separado», comenta sobre el posible paradero de las joyas hurtadas del Louvre.

El experto agrega que «cuando se roba una pieza, no solo se está sustrayendo un objeto físico, sino también un patrimonio cultural invaluable».

Para él, este tipo de robos seguirán ocurriendo a pesar del aumento de las medidas de seguridad, pues muchos se sentirán atraídos por el desafío de realizar un crímen así en instituciones de renombre.