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viernes, marzo 29, 2024

"Tosca" vive 120 años después de su agitado estreno en Roma

ROMA.- La expectación era enorme la noche del 14 de enero de 1900 en la Ópera de Roma. Sobre sus tablas se estrenaba la «Tosca» de Puccini y, aunque la función transcurrió entre avisos de bomba y parones, supuso el nacimiento de una de las obras más famosas de la lírica, aún adorada a sus 120 años de historia.
Por entonces la capital italiana lucía empapelada con carteles que anunciaban el debut de la última obra del gran Giacomo Puccini, «Tosca»: tres liras solo por entrar y hasta 120 por una poltrona bien situada.
El maestro se había quedado prendado de este melodrama durante su representación en 1889 en Milán, con Sarah Bernhardt como protagonista, y enseguida pidió a su editor Giulio Ricordi que negociara la adquisición de los derechos con su autor original, Victorien Sardou.
«¡Pienso en Tosca! Le ruego que lleve a cabo los trámites pertinentes para adquirir el permiso de Sardou antes de abandonar la idea, lo que me dolería mucho porque en esta Tosca veo una obra hecha para mí», escribía por carta el compositor.
Así, una década después, el gran Puccini dio al mundo su «Tosca», su ópera más romana, la historia de aquella «prima donna» entre la espada y la pared, dividida entre el amor por el idealista Mario Cavaradossi y las extorsiones del barón Scarpia.
«A buen seguro es la obra más importante de este teatro», explica a Efe el superintendente de la Ópera de Roma, Carlo Fuortes, en uno de los palcos desde los que se asistió a la primera representación.
UN DEBUT ACCIDENTADO
Todo estaba listo para el estreno, programado a las ocho y media de la tarde. En el papel protagonista se eligió a la soprano Hariclea Darclée, mientras que el tenor Emilio De Marchi haría de Cavaradossi y el barítono Eugenio Gilardoni del represor Scarpia.
El barullo en la platea era máximo, habían acudido todos los grandes compositores del momento, como Pietro Mascagni, mientras que en el palco real aguardaban el propio Puccini, la reina Margarita de Saboya y el primer ministro, Luigi Pelloux.
El ambiente empezó a crisparse cuando un policía acudió al camerino del director de orquesta, Leopoldo Mugnone, para alertarle sobre una amenaza de bomba, y el rumor acabó corriendo como la pólvora.
Mugnone, que había vivido un atentado anarquista años antes en el Liceo de Barcelona, tomó la batuta con nervios. Además los susurros y el vaivén del público hicieron que tuviera que interrumpir la música hasta en dos ocasiones.
La tarde concluyó con un éxito relativo y la crítica dividida, pero «Tosca» fue ganando adeptos en las representaciones sucesivas y poco tiempo después quedaría consagrada en los principales coliseos del mundo, desde La Scala de Milán hasta Londres o Buenos Aires.
UNA OBRA UNIVERSAL MÁS VIVA QUE NUNCA
Así nació una de las óperas más apreciadas por los amantes de la lírica de todo el mundo. Y a sus 120 años de historia sigue completamente vigente.
Para la Ópera de Roma este melodrama es todo un símbolo y por ello cada año la «Tosca» es una apuesta segura, representada tal y como fue ideada en 1990 gracias a los bocetos que quedan del ilustrador alemán Adolf Hohenstein.
Pero el influjo de esta obra sobre el amor, la represión y la libertad no se limita a la capital italiana, sino que se expande a todo templo de la lírica que se precie.
La Scala de Milán, para muchos la ópera más importante a nivel internacional, inauguró este año su prestigiosa temporada con una sensacional «Tosca» interpretada por una de las divas del momento, la rusa Anna Netrebko.
Y el Teatro San Carlo de Nápoles, la ópera más antigua del mundo, construida en 1737 por voluntad del rey español Carlos III, la pone en escena desde el próximo 22 de enero, dirigida esta vez por el cineasta italiano Edoardo De Angelis.
PUCCINI EN LOS ALBORES DEL «NOVECENTO»
Por otro lado «Tosca» es celebrada como una de las obras con las que Puccini anticipó la llegada de la cinematografía en el siglo XX, sostiene Fuortes.
«Los continuos giros de trama y escena anticipan realmente el cine. Ya no solo por la música, pues todos los grandes compositores de bandas sonoras de cine tienen una deuda colosal con Puccini, sino por la estructura, por cómo se narra la historia», apunta.
Pero también por la historia en la que una mujer, pese a sus dudas y vicisitudes, llega a matar al hombre más poderoso de la ciudad para no caer en sus artimañas y a sacrificar su existencia en pro del amor y de la libertad, unos principios que la heroína de Puccini consagraría para siempre desde lo alto del romano Castel Sant’Angelo.

EFE/SPLL

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