(Caracas, 11 de noviembre del 2021).- Jon Paul Rodríguez, co fundador y presidente de Provita, aseguró que la conciencia ambiental en Venezuela es muy baja por ser una actividad de poca atención.
Sin embargo, las respuestas generalizada por la ciudadanía con respecto a las palmas y el cortes de los arboles demuestran una protección a la naturaleza reactiva y no preventiva.
“Tenemos una cultura extractiva, percibimos a los recursos naturales como un bien que nos corresponde”.
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Informes en la Isla de Margarita han demostrado que la extracción de cotorras para regalar no es percibida como un delito ambiental por los locales.
“Para combatir este tipo de ilícitos ambientales hay que entender profundamente la problemática”, añadió el experto.
Considera que la educación ambiental es una actividad científica. En lo cual se debe entender el problema, diseñar una intervención, posteriormente medir el impacto de intervención de esa manera observar su efecto.
Los proyectos de gestión ambiental deben ser sistemáticos, científicos, planificados y cuantificables.
