(Leipzig, 26 de junio de 2024 – EFE / MundoUR).- En otro partido errático, con un fútbol irrelevante ausente de identidad con la excepción de las brillantes apariciones de Kevin De Bruyne, Bélgica no pasó del empate sin goles ante Ucrania, eliminó de la Eurocopa a su rival y se clasificó para los octavos de final, en los que se enfrentará con otra de las selecciones que también ha generado dudas: Francia.
Es la Eurocopa de los equipos que han perdido el alma. Bélgica es una de ellas, como Francia, Italia e Inglaterra. No funcionan como antes, aunque pueden despertar en cualquier momento. Pero, por ahora, son equipos que no ofrecen casi nada, que ganan por inercia y que deberán dar un giro de 180 grados para aspirar a ganar el título.
Bélgica, eternamente dubitativa, navegando entre las luces y las sombras desde que fue proclamada candidata a ganar algo, afrontó la última jornada de la fase de grupos con el empuje de su victoria frente a Rumanía (2-0) pero con el recuerdo de su derrota en un estreno errático ante Eslovaquia en el que perdió 0-1. El empate podía bastar al equipo dirigido por Domenico Tedesco, mejor situado que Ucrania pese a sumar los mismos puntos, tres, igual que sus otros dos rivales.
El técnico italiano no cambió nada respecto a su anterior choque. Sólo quitó obligado a Lukébakio, sancionado, y dio una oportunidad a Trossard, jugador ‘número 12’ en el Arsenal y también en Bélgica por desgracia para sus intereses. Por lo menos, en un choque decisivo, tuvo una nueva oportunidad que desperdició en la puesta en escena de Bélgica en la Eurocopa.
Ucrania estaba obligada a ganar. El empate, probablemente, no le iba a servir para nada. Y más cuando en el otro encuentro las tablas clasificaban tanto a Rumanía como a Eslovaquia y se intuía un posible ‘biscotto’. Por tanto, la selección de Serhiy Rebrov no podía especular con nada, aunque sorprendió con su alineación en la que faltaron un par de sus figuras, como Zinchenko y Mudryk. También sentó en el banquillo al veterano Yarmolenko, pero eso era más esperable. En su lugar, aparecieron Yaremchuk, Svatok y Mykolenko.
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Bélgica, en la primera parte, si no es por De Bruyne, habría sido la nada. El genio del Manchester City fue el único que enarboló la bandera de la sensatez y el buen juego. El resto de sus compañeros importantes y necesarios para romper partidos, anduvieron desaparecidos. Doku, Lukaku y Trossard disfrazaron sus carencias con las apariciones esporádicas de su mejor jugador, que casi nada más salir del vestuario provocó la ocasión más clara para los ‘Diablos Rojos’.
Con un cambio de ritmo descomunal, aceleró hasta casi la media luna del área y filtró un pase sensacional a Lukaku, que, en su línea de los grandes torneos, falló un mano a mano ante Trubin. Es más, incluso casi ni llegó a rematar, hizo un gesto extraño y su bota acarició mal la pelota que sacó el portero de Ucrania. El gafe de Lukaku comenzaba a ser legendario. A sus errores en el último partido del Mundial de Qatar 2022 que condenó a Bélgica ante Croacia, había que sumarle tres fallos tremendos ante Eslovaquia en esta Eurocopa y varias oportunidades perdidas contra Rumanía.
Y, encima, cada vez que marca, hasta en tres ocasiones, la tecnología apareció para anular sus goles. En el banquillo, Tedesco, incrédulo, no podía creerse tanto mal fario y sus jugadores, a excepción de otra aparición de Kevin De Bruyne, que amenazó a Trunin con una falta que estrelló contra el lateral de la red, desaparecieron en combate.
Ucrania, mientras, andaba a lo suyo, bien encerrado atrás y con salidas con mucha velocidad que estuvieron a punto de sorprender a Bélgica. Aunque el control no fue lo suyo, sus escasos acercamientos generaron bastante más peligro que los de su rival. Sin embargo, entre Yaremchuk y Dovbyk, fallones en pases definitivos peligrosísimos, evitaron que sus compañeros se marcharan al vestuario por delante en el marcador.
El equipo de Rebrov no mejoró tras el descanso. Incluso se echó más hacia atrás, como si no necesitara una victoria para seguir en la Eurocopa. Una actitud extraña para una selección que claramente tiene desaprovechados a todos los nombres de calidad que tiene en su plantilla. Y su alarmante falta de ambición se mantuvo hasta los últimos veinte minutos, en los que, por lo menos, tuvo un ataque de dignidad e intentó aparecer por el área de Casteels.
Bélgica, mientras, dominó por completo la situación, pero seguía desperdiciando ocasiones. Doku por fin arrancó e hizo acto de presencia y protagonizó la ocasión más clara para sentenciar el choque. Sin embargo, Lukaku no apareció por el lugar donde tenía que estar cuando su compañero desbordó por la banda izquierda y puso un centro envenenado al que su compañero llegó un segundo tarde.
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Por lo menos, en la función de ancla, Lukaku sí que funciona y Carrasco estuvo a punto de marcar tras una combinación con el corpulento atacante del Inter. Trubin reaccionó al disparo del ex jugador del Atlético de Madrid con una buena intervención con la que mantuvo la incertidumbre para el último cuarto de hora, en el que Ucrania apretó hasta rozar el gol con un córner olímpico de Malinovsky y con el enésimo intento de Dovbyk, que no terminaba de cerrar bien sus apariciones.
Al final, la sangre no llegó al río para Bélgica, que seguirá en la competición para enfrentarse en octavos de final a Francia, otra selección que ofrece dudas. En Düsseldorf, el próximo 1 de julio, se verán las caras dos selecciones que han decepcionado en la fase de grupos. En el caso del equipo de Tedesco, sólo De Bruyne salvó su honor. Es el único capaz de generar algo de ilusión. El resto, sólo son aspirantes con la luz apagada, como la de los ucranianos, que llegaron a la Eurocopa con la vitola de posible equipo revelación y se marcharon del torneo por la puerta de atrás.