(Caracas, 08 de mayo de 2025. Lismar Rebolledo/MundoUR).- La internacionalista Kelly Arévalo, especialista en Asia del Sur y profesora e investigadora de India en la Universidad de Externado, analizó el reciente recrudecimiento del conflicto entre India y Pakistán, un conflicto de larga data que se remonta a 1947.
Los eventos de las últimas semanas se desencadenaron tras un ataque terrorista en Cachemira, territorio disputado entre ambos países y bajo control indio. Aunque inicialmente India culpó a Pakistán, el Frente de Resistencia, un grupo terrorista con base en Pakistán, se atribuyó la responsabilidad del atentado.
Arévalo destacó en entrevista con Román Lozinski que el conflicto, aunque a menudo relacionado con tensiones religiosas entre musulmanes e hindúes, es un problema arraigado en la sociedad y que involucra aspectos geopolíticos complejos. La presencia de China en la región, y su acercamiento a Pakistán, genera desconfianza en India y exacerba las tensiones.
«Realmente es toda una mezcla de todo lo que se indica porque si bien al principio la confrontación se veía como un conflicto en términos religiosos, este viene siendo un conflicto que ya hace parte de la sociedad misma», afirmó Arévalo.
La comunidad internacional, incluyendo China, Estados Unidos y la ONU, ha llamado a la calma y ofrecido mediación. Si bien China es un importante inversionista en Pakistán, también comparte intereses con India en foros como los BRICS, lo que dificulta una postura definitiva. Arévalo advirtió que el discurso occidental contra el terrorismo y el islam radical podría favorecer la posición de India en el conflicto.
Si bien considera improbable una escalada nuclear, Arévalo alertó sobre el potencial impacto del conflicto en la economía de la región y en los flujos migratorios. India es un importante país emisor de migrantes y cualquier escalada del conflicto podría afectar la actividad portuaria y la economía del sur de Asia.





