Pekín, 11 enero, 2021).- China negó hoy que exista una campaña para reducir la tasa de natalidad entre los uigures en la región noroccidental de Xinjiang y aseveró que, entre 2010 y 2018, la población de esa etnia aumentó un 25,04 % en la provincia.
El Ministerio de Asuntos Exteriores del país asiático convocó hoy una rueda de prensa para que mandatarios locales rebatieran lo que consideran «bulos» acerca de la situación de los derechos humanos de las minorías musulmanas en Xinjiang.
A modo de ejemplo, refutaron la veracidad de estudios como el del antropólogo alemán Adrian Zenz, según el cual las mujeres uigures estarían siendo sometidas de forma sistemática a prácticas como la implantación de DIUs (dispositivo intrauterino) o abortos forzados.
«Se inventan noticias para desprestigiar a China y enfrentar a China con otros países», dijo hoy la portavoz de la Oficina de Información del Gobierno xinjianés, Zulhayat Ismayil, quien criticó que se publiquen «mentiras» basadas en estudios como el de Zenz.
Asimismo, otro portavoz gubernamental, Elijan Anayat, reiteró que en Xinjiang «no hay centros de detención ni de trabajos forzados» y que sólo existen allí «centros de formación profesional» en línea con las regulaciones internacionales contra el terrorismo.
Según Pekín, estos lugares sirven para enseñar una profesión que les permita el crecimiento económico y su integración en el sistema imperante, al tiempo que les aleja de un potencial y supuesto extremismo religioso.
Sin embargo, para varias organizaciones de defensa de los derechos humanos se trata de «centros de internamiento» donde a los afectados no se les ha dado más opción que ingresar, y donde se les somete a un adoctrinamiento que les aleja de sus propios idioma, cultura y fe.
«Las personas que se han graduado han encontrado trabajo y su vida ahora es mejor», zanjó Anayat, quien arremetió contra este tipo de organizaciones por «basar sus estudios en entrevistas con personas que ni siquiera pasaron por esos centros».
Anayat dijo que los testimonios de uigures que viven en otros países son «ficciones» y que algunos de ellos son personas perseguidas por la Policía por delitos como traficar con droga o «cruzar ilegalmente la frontera».
No obstante, las autoridades evitaron concretar el número de los «centros» existentes, así como la cantidad de personas que acogen porque «la cifra varía constantemente».
Mientras, el subdirector general del Departamento de Información del Partido Comunista Chino en Xinjiang, Xu Guixiang, agregó que «los esfuerzos contra la radicalización religiosa han dado sus frutos» y que «no se han registrado ataques terroristas en la región en los últimos dos años».
La portavoz Ismayil añadió hoy que quienes defienden que existen trabajos forzados en Xinjiang o que se oprimen las practicas religiosas representan «fuerzas antichinas», y aseguró que «los periodistas extranjeros son bienvenidos» siempre y cuando «informen de forma objetiva y no distorsionen los hechos».
No obstante, el Club de Corresponsales Extranjeros de China (FCCC) ha denunciado «acoso» de las autoridades a reporteros foráneos que intentaron acceder a la región durante el 2019.
La organización, según encuestas internas, denuncia que hasta un 65 % de periodistas que viajaron allí tuvieron problemas de distinto tipo, tales como haber sido seguidos «visiblemente» por las autoridades, que también les impidieron el acceso a áreas públicas, interrumpido entrevistas y forzado a algunos reporteros a eliminar material fotográfico.
EFE