Luxemburgo, 11 abr (EFE).- Los ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE) abordan este lunes los próximos pasos a dar en la política de sanciones a Rusia por invadir Ucrania, tras haber incluido las restricciones a las importaciones de carbón ruso.
Ahora, se centran en la posibilidad de lograr lo que se ve como un difícil consenso para recortar las importaciones de petróleo, dada la alta dependencia energética de Rusia de muchos Estados miembros.
“Discutir sobre Ucrania significa ciertamente discutir sobre la eficacia de nuestras sanciones, de lo que ya se ha decidido”, afirmó el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, a su llegada al Consejo, en el que aseguró que los ministros comunitarios abordarán ahora “los próximos pasos”, cuando se le preguntó por la posibilidad de sancionar el petróleo ruso, como ya ha hecho Estados Unidos.
Tras aprobar la UE la semana pasada un quinto paquete de medidas restrictivas contra Rusia, que incluyó un veto a las compras de carbón ruso a partir de agosto -pese a que el gas y el petróleo son las exportaciones energéticas más lucrativas para ese país-, se trabaja ya en un sexto.
El ministro lituano de Exteriores, Gabrielius Landsbergis, se mostró satisfecho por que la propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, haya informado de que están preparando ya sanciones contra el petróleo, lo que “significa que ya ha empezado el trabajo para lograr un consenso”.
“Vamos a seguir incrementando la presión a Rusia para que detenga la guerra”, dijo por su parte el ministro danés, Jepp Kofod, quien confió en ir en ese sexto paquete de sanciones “todo lo lejos que podamos logrando consenso”, incluyendo en energía.
Su homólogo irlandés, Simon Coveney, pidió mantener la “máxima disuasión posible” con las sanciones, lo que a su juicio “debería incluir el petróleo”, pese a la dificutad que supone para algunos Estados miembros.
“¿Qué tiene que pasar en la UE para tener un embargo al petróleo y al gas (rusos)?”, se preguntó por su parte el titular checo, Jan Lipavsky, cuyo país está “a favor de las sanciones más duras posibles”.
El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, instó por su parte a evitar la financiación de la guerra rusa contra Ucrania con dinero europeo y, al mismo tiempo, a no desestabilizar a algunos países de la UE que son dependientes de las fuentes de energía rusas.
La ministra alemana, Annalena Baerbock, recordó que la semana pasada la UE ya acordó que eliminará todas las importaciones de combustibles fósiles de Rusia y que desde el Gobierno alemán “hemos dejado claro que habrá una salida completa de las energías fósiles, empezando por el carbón, luego el petróleo y el gas”, para lo que será necesario “acordar un plan”.
Para el ministro holandés, Wopke Hoekstra, “todas las opciones seguirán en la mesa” en cuanto a sanciones, incluida la energía, “siempre que mantengamos la unidad dentro de la UE”.
“Si me dijera que si aprobamos este embargo supiéramos que se acaba la guerra, lo firmo”, opinó el titular luxemburgués, Jean Asselborn, aunque advirtió a la vez de que “si en Alemania se produce un duro golpe contra la industria, no tendrá solo consecuencias para Alemania (…), sino que afectará a toda Europa”.
Por su parte, el ministro austriaco, Alexander Schallenberg, aludió a la visita de su canciller a Moscú para entrevistarse con el presidente ruso, Vladímir Putin, y dijo que no quieren “desaprovechar ninguna oportunidad” para “acabar con el infierno humanitario en Ucrania«, aunque otros países mostraron su escepticismo sobre que el diálogo con Putin pueda dar resultados.
Los Estados miembros también mostraron su determinación de apoyar a la fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI) para investigar posibles crímenes de guerra en Ucrania.
“Cada uno de los Estados miembros está totalmente comprometido para asegurar que esto sucede, asegurar que hacemos justicia dadas las horribles imágenes y los crímenes claros que hemos visto en televisión”, dijo Hoekstra.
En opinión del ministro croata, Gordan Grlic-Radman, se han visto “escenas horribles en las ciudades ucranianas que nos recuerdan a Vukovar y Srebrenica”, donde se cometieron masacres de civiles en las guerras de Yugoslavia.
El ministro rumano, Bogdan Aurescu, expresó el «total apoyo» de Bucarest a la CPI y dijo que, «como esos crímenes se cometieron en esos territorios durante la ocupación de Rusia, según el Derecho Internacional, la responsabilidad recae sobre Rusia».
Asselborn alertó de que, según el Gobierno ucraniano, Putin “necesita un trofeo para el 9 de mayo”, Día de la Victoria de la Segunda Guerra Mundial, y de que “hará todo lo posible para poder decir que, bajo su punto de vista, ha liberado el Donbás”. EFE