(Puerto la Cruz, 15 de noviembre de 2021. Redacción: Saray Portillo).- Samuel Marchán, violinista y maestro de música venezolano, migró hace más de 30 años a la ciudad de Nueva York, Estados Unidos. Desde su llegada a este país, se convirtió en un explorador de sonidos que ha llevado la industria musical a un trabajo con los niños.
En entrevista con Alfredo Ramírez en el programa Espacio Acuático, transmitido por Onda La Superestación, habló sobre su amor por la música y cómo la enseña a los más pequeños de su clase.
“La música es definitivamente vital para la formación de un niño”, afirmó.
Samuel viene de una familia artística. Contó que su papá era amante de las letras y sonidos, mientras que su mamá creía en este arte como algo sumamente importante.
Relató que al momento de llegar a Nueva York, estudió en la Escuela Juilliard. Aclaró que actualmente no trabaja en la academia, pero conserva una relación muy cercana.
“Ha sido una experiencia muy bonita, estudiar, haberme graduado y trabajar un tiempo en Juilliard”, sostuvo.
Experiencia enseñando música
Marchán manifestó que tuvo la oportunidad de estudiar el Método Suzuki, el cual le dio una cantidad de herramientas que él mismo reinventó.
Se trata de una teoría basada en que, «si todos los niños son capaces de aprender su lengua materna, también pueden aprender el lenguaje de la música y desarrollar capacidades como la de tocar un instrumento musical».
Destacó que el factor humano en la ciudad neoyorkina es sumamente importante. Explicó que a través de este se producen las ideas, la industria y las innovaciones.
“En esa área empecé a enseñar y me di cuenta que en Nueva York los niños están expuestos a una cantidad de cosas”, señaló.
Insistió en lo vital que es enseñar el arte de la música sin arriesgar el dinamismo, intensidad y fascinación en el niño.