Lo de compartir la cuenta de Netflix se terminó. La plataforma de contenidos dio de plazo hasta el 21 de febrero para que sus clientes pusieran en orden sus suscripciones. Esto significaba configurar una ubicación principal para cada cuenta desde el televisor y que así Netflix pueda controlar si personas de distintos hogares comparten el mismo usuario.
El método es sencillo: la empresa de Reed Hastings y Ted Sarandos toma como referencia la conexión de internet del televisor y, en consecuencia, rastrea si esa misma cuenta se consume al mismo tiempo desde ubicaciones lejanas.
Y el objetivo es claro: ahora que la burbuja de streaming estalló y el crecimiento de Netflix se ha estancado, se quiere monetizar al máximo cada cliente. Esto pasa por dejar de hacer la vista gorda ante las suscripciones compartidas, incluso si esto supone ir en contra de sus principios iniciales, cuando bromeaba e incluso promovía la compartición de cuentas.
Información en La Vanguardia